“Hay historias voluminosas con rutas que no se encaminan en
materialidades efímeras: pecados, karma, deseos e intransigencias. Hay impulsos estratégicos y labios en línea recta que deciden hidratarse:
palabras que gesticulan verdades, caricias estéticas y pasiones en forma de postigos ubicadas al
lado de ventanas blindadas, que por lo menos tienen las cortinas abiertas. Hay
noches cavernícolas y tiempos anecdóticos: una taza de café, nicotina y un
cenicero al borde de un ataque de ansias… En esas dicotomías se va reconociendo que
no importa qué tan grande sea la laguna, sabemos que si cae una migaja en ella,
habrán ondulaciones contrarrestando su quietud, y para que algunas algas no se
adhieran al cuerpo, es necesario abstenerse de sumergirse en el agua y evocar a la resignación como una señalética que invade, pero no aprisiona"
En el largo recorrido al que nos invita Jessie Ware, resulta
inevitable descargar el equipaje en la octava parada, donde nos reencontramos con una voz estilizada y ritmos ochenteros que migran y residen en una electrónica y un soul fascinante; ahí, en ese
viaje de once peajes titulado -Devotion- (su álbum debut), se encuentra Sweet Talk, una canción cautivadora como cualquier buena conversación que muta inexplicablemente en un momento memorable.