Intentar llegar. A lo más lejos. A lo más profundo. A lo más vacio o a lo más simple. Con rumbos propuestos y silencios direccionados a un destino que desconocemos pero que nos ofrecen mejores puestas de sol. Hay líneas rectas en el camino a las que les dibujamos curvas transparentes que nos insinúan peajes con diferentes escenarios, aquellos que necesitamos pasar antes de llegar completamente satisfechos al final del recorrido.
El grupo estadounidense Summer Camp nos articula en Ghost Train vibraciones extensas y una balanza sobrecargada de sentimientos que se mecen intentando conseguir el equilibrio.
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