“La vi entrar. Se detuvo y obturó sus parpados en dirección
hacia mis ojos mientras yo medianamente logré elevarle las cejas. En segundos volteé la cabeza y apoyé de nuevo
los codos sobre la barra y continúe escuchando las quejas de aquel sujeto que
no esperaba a que terminara una copa para servirme otra dosis de voluntad.
Allá estaba, sentada, con expresión inquieta
y transpirando preguntas hasta que me acerqué y con los fósforos en mis manos
le encendí las ansias. Festejamos el encuentro y después de rebobinar los
reproches y excusar la indiferencia, desaceleramos el afán retrospectivo y
volvimos a comenzar”
-Return the Paradise- es el título del más reciente álbum del
cantante australiano Sam Saparro, donde encontramos ritmos que aluden al R&B,
funk y al góspel. En los 11 tracks que compone el disco se percibe una notable
influencia de George Michael, Jamiroquai y Prince y es en We could fly, ubicada
en el octavo peaje del retorno al paraíso, donde se consolida la melodía como
una amalgama perfecta para resollar y
disfrutar los melismas de la voz prodigiosa de este artista.
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